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Lista de artículos

M1485
Anhelo
Por Martinus

1. El principio del hambre y la saciedad
Las fuerzas motrices de toda experiencia de vida son los deseos, los anhelos y las codicias. Sin deseos, la forma de existencia que hoy caracteriza a la humanidad nunca habría podido surgir, y tampoco habría futuro para el ser humano si su conciencia no estuviera llena de deseos y anhelos. Es cierto que los hombres no creen que todo deseo normal y natural se cumpla, porque no conocen las leyes de la vida y no se dan cuenta de que todo deseo causa un ciclo que comienza con el anhelo de algo y no se detiene hasta que ese anhelo ha sido satisfecho. Sin embargo, conocen el principio por su relación con la comida; tienen hambre de comida, y este deseo se satisface dándoles algo de comer. Quedan saciados, a veces tanto que incluso les repugna lo que antes anhelaban con tanta fuerza. Sin embargo, el hambre y la saciedad no sólo están relacionadas con la comida física. Todo tipo de deseos, anhelos y codicias son, en principio, exactamente lo mismo. Del mismo modo que el hambre de comida no puede detenerse hasta que se satisface de algún modo, lo mismo ocurre con todos los demás deseos, anhelos y codicias dentro de nuestra vida consciente.
2. El ciclo de los deseos
Muchas personas se opondrían a tal pensamiento alegando que tienen muchos deseos y anhelos que nunca se han cumplido. Se sienten decepcionadas e incluso engañadas por la vida porque han envejecido sin que sus deseos se hayan cumplido. El hecho de que las personas se envejezcan sin que se cumplan sus anhelos y deseos no parece, desde luego, encajar con la idea de que todos los deseos y anhelos se cumplirán.
Pero es solo aparente que sea de esta manera. Esto se debe a que la gente sigue viendo su vida desde una pequeña perspectiva local, que comienza con la concepción y el nacimiento y termina con la muerte. Creen que su vida es como una línea recta con un principio y un fin. Pero esta «línea recta», como todas las demás líneas rectas, es sólo una ilusión. La línea recta no existe realmente. Cualquier línea es una expresión de fuerza o energía, y toda la energía del universo se mueve en círculos. (Nota de la traductora: ver símbolo no. 15 en este no. De Kosmos). Percibimos una parte muy pequeña de un gran arco de círculo como una línea recta; basta pensar en la línea del horizonte del océano, que es percibida por nuestro ojo físico como una línea recta, aunque nuestra mente nos dice que forma parte de un gran arco de círculo.
Nuestra vida también forma parte de un círculo. Hay algo antes de la concepción y hay algo después de la muerte, y este «algo» o este despliegue de vida antes y después de la existencia física se basa en el principio del hambre y la saciedad, en los deseos, anhelos y codicias del ser vivo. Todos estos deseos, anhelos y codicias se encuentran en un estadio en el ciclo del hambre y la saciedad, y continúan, a través de varias encarnaciones, hasta que hayan cumplido su ciclo. La saciedad o satisfacción que se ha producido da lugar entonces a un anhelo de algo que, de alguna manera, contrasta con aquello de lo que ahora se está lleno, y así ha comenzado para el ser vivo un nuevo ciclo, una nueva variación del principio del hambre y la saciedad.
Nuestros deseos y anhelos, incluso los que son ordinarios y cotidianos, se mueven en ciclos uno tras otro de tal manera que podemos hablar de ciclos en espiral. Un circuito está conectado con el siguiente y, de hecho, se convierte en su causa. Toda la existencia se compone de ciclos de este tipo, desde los anhelos y deseos que se cumplen en muy poco tiempo hasta los que abarcan miles, incluso millones de años.
3. La fuerza motriz de los triunfos técnicos y científicos de nuestro tiempo
¿Por qué es que hoy en día los seres humanos tienen las fuerzas de la naturaleza trabajando a su favor? ¿Por qué vivimos en casas maravillosas protegidas del viento y la lluvia, con calefacción en invierno y donde podemos encender la luz cuando oscurece? ¿Por qué podemos volar por el aire, y navegar sobre y bajo la superficie del agua, y movernos rápidamente por el espacio de muchas otras maneras? Porque lo hemos deseado, hemos anhelado alcanzar tal dominio sobre las fuerzas de la naturaleza. Pero ¿cuándo hemos podido alimentar estos anhelos y deseos? Por supuesto, cuando no teníamos la experiencia técnica y científica que tenemos ahora. Cuando éramos hombres primitivos de la Edad de Piedra, vivíamos en cuevas oscuras y luchábamos desesperadamente por mantener la vida, fue cuando nacieron los primeros anhelos de una existencia más independiente, en la que no sucumbiríamos tan fácilmente al poder superior de la naturaleza.
Por supuesto, el hombre de la Edad de Piedra no tenía la capacidad de desear luz eléctrica, calefacción central, coches, aviones, etc. Todos estos detalles de la civilización sólo han surgido en épocas posteriores en el mundo mental de deseos y sueños del hombre, a medida que éste ha empezado a adquirir experiencia técnica y científica. Pero el anhelo de una existencia en la que se hubieran superado todas las fuerzas «demoníacas» con las que los hombres tenían que luchar en la naturaleza ha sido la fuerza motriz de los triunfos técnicos y científicos de nuestro tiempo. Esto no quiere decir que estos deseos y anhelos se hayan transmitido simplemente de generación en generación; eso sería totalmente injusto, y cósmicamente hablando, no hay injusticia en el universo. Imaginemos que los hombres de la Edad de Piedra y otras gentes del pasado, que anhelaban un poco de comodidad en la vida, murieran sin experimentar nunca ni siquiera una fracción de estos placeres, y entonces las gentes de hoy, que, si nunca hubieran vivido antes, no habrían podido albergar ningún deseo o anhelo en la dirección de la comodidad o el placer, nacieran con los recursos y habilidades técnicas de nuestra era técnica. Así, algunos que tanto anhelaban una existencia más confortable morirían sin llegar a experimentarla, y otros que nunca habían albergado tales deseos y anhelos la obtendrían de forma totalmente inmerecida. Eso sería tremendamente injusto. Pero no es así. Los hombres de la Edad de Piedra que anhelaban superar las fuerzas de la naturaleza y obtener así una vida mejor son los mismos que el hombre moderno, que ha logrado gradualmente esa vida en términos puramente físicos y prácticos.
4. El hombre actual vive en un mundo intelectualizado de la Edad de Piedra
Los sufrimientos y las experiencias de muchas encarnaciones están detrás de toda la civilización y la cultura modernas. Pero no suficientes sufrimientos y experiencias, porque entonces la cultura y la civilización de nuestro tiempo serían muy diferentes de lo que son, más humanas y basadas en la caridad y otra distribución de los bienes. La mentalidad animal del hombre de la Edad de Piedra sigue prevaleciendo en nuestra cultura actual. ¿Qué son todas las grandes guerras con el gigantesco despliegue de sofisticadas armas técnicas sino una extensión del hacha de piedra primitiva del hombre de la Edad de Piedra, su lanza arrojadiza, su arco y su flecha? Es un mundo intelectualizado de la Edad de Piedra en el que viven los hombres hoy en día. Han visto satisfechos muchos anhelos y deseos, y todos estos ciclos de hambre y saciedad han sido sinónimo de un desarrollo desde un estado más animal a otro más humano, pero para llegar a ser realmente lo que ellos llaman: seres humanos, los hombres terrestres deben poner en marcha nuevos ciclos de anhelo que puedan recorrer su camino hacia su cumplimiento en tiempos venideros, y muchas personas de todo el mundo ya lo han hecho. Lo que anhelan es la paz en la Tierra.
5. El anhelo de paz es el comienzo de una nueva era en la historia de la humanidad
El anhelo de paz es cada vez más fuerte en la mente de cada vez más personas. Pero ¿cómo ha surgido este anhelo? Únicamente porque la humanidad terrestre está cada vez más cansada de lo contrario de la paz: la guerra. Para los pueblos de la Edad de Piedra, para los antiguos vikingos y para otros pueblos guerreros del pasado, la guerra era un ideal; luchaban contra la naturaleza y luchaban contra otros hombres. Según sus creencias religiosas, morir en el campo de batalla era un acto de heroísmo que llevaba al guerrero directamente al paraíso. Los hombres deseaban ser grandes héroes y guerreros, y las mujeres sólo admiraban a los que lo eran. Tales deseos y anhelos han puesto en marcha muchos circuitos, y a millones de hombres se les ha permitido ser héroes de guerra y tanto triunfar como sufrir la derrota como héroes, y millones de mujeres han visto a estos héroes luchar por ellas y sobre ellas, pero ahora un gran número de estos héroes y heroínas del pasado se están cansando de ese tipo de vida, tan cansados que lo llaman «el infierno de la guerra», y es el comienzo de toda una nueva época en la historia de la humanidad.
6. Una vieja cultura mundial se está hundiendo y una nueva emerge de sus ruinas
Esta nueva época, en contraste con el infierno de la guerra, puede llamarse el «reino del cielo», que es lo mismo que un mundo de paz. Cuando Cristo dijo: «El reino de los cielos está en vosotros», era porque, con su conciencia cósmica, conocía todo el curso de esta evolución y veía cómo lo humano en el hombre crecía lentamente, y era su misión alimentar este pequeño brote de paz que crecía como un anhelo en la mente de muchas personas. En los aproximadamente 2000 años que han pasado desde que Cristo vivió en la Tierra, guerras cada vez mayores y más extensas, incluso guerras mundiales, han causado estragos entre los hombres. La tierra se ha convertido en un infierno donde la gente puede experimentar cosas más horribles que las fantasías infernales creadas por los fanáticos religiosos. Pero eso es lo único que puede hacer que la gente se oponga a la guerra. Ahora el despliegue del principio mortífero es tan gigantesco que la gran mayoría de la gente hoy en día tiene un tremendo anhelo de paz en la Tierra. Este anhelo también está presente en los guerreros que luchan hoy en los campos de batalla. No desean ser héroes de guerra. Cuando hoy están en los campos de batalla, es debido a deseos que han albergado en el pasado. Es un ciclo que ellos mismos han puesto en marcha y del que ahora están experimentando las últimas consecuencias. Una vieja cultura mundial, construida sobre los anhelos del pasado de la humanidad, está muriendo y una nueva cultura está emergiendo de sus ruinas. Esta nueva cultura también se creará por los seres que antes fueron hombres de la Edad de Piedra, y brillará con belleza y espíritu, con ingeniosos esfuerzos artísticos y técnicos que no son el lujo de una clase alta, sino la realización y experiencia de la vida naturales para todos los hombres de la tierra.
7. Causa y efecto o destino
Concluiré hablando de cómo el ser humano individual, con sus anhelos y deseos, puede influir en este gran proceso de transformación que está teniendo lugar en toda la humanidad. A menudo se oye que la gente piensa que importa muy poco lo que el individuo piense, diga y haga en su vida cotidiana, que en todo caso son sólo «los grandes y fuertes» los que tienen influencia. Pero eso no es cierto. En cualquier caso, depende de lo que se entienda por ser «grande y fuerte». Cada persona y sus anhelos y deseos importan para la totalidad. Ya he dicho antes que la Tierra es un ser vivo en cuyo organismo físico la humanidad entera forma el órgano que puede compararse al cerebro de nuestro propio organismo. Los seres humanos individuales constituyen así una especie de células cerebrales en el organismo físico del globo terrestre, y no es en absoluto sin importancia para el todo, qué vibraciones energéticas emanan de las partes individuales de esta unidad. No es sin importancia lo que los seres humanos individuales anhelan, ni lo que hacen, para que sus anhelos se cumplan. El hecho de que las personas tengan ahora la oportunidad de obtener una visión teórica completa de sus vidas en relación con las encarnaciones pasadas y futuras les da la oportunidad de ver que son ellas mismas las que han creado las condiciones en las que viven hoy en día a través de los deseos y anhelos que les hicieron pensar y actuar como lo hicieron en el pasado. Los pensamientos y las acciones son fuerza y energía, y toda la energía del universo se mueve en ciclos y forma causa y efecto o destino. Son los anhelos y deseos del pasado que han creado el destino actual de la humanidad. Pero los seres humanos siguen siendo capaces de crear su destino, pues hoy están creando su futuro, tanto en lo que se refiere a lo que experimentarán en la vida después de la muerte como en las futuras encarnaciones físicas. Lo que anhelan, lo experimentarán tan pronto como su patrón de destino lo permita. Ningún ser humano en el gran ciclo cósmico experimentará más felicidad o más sufrimiento e infelicidad que otro. La Providencia no tiene favoritos, ni hay nadie que pueda ser el chivo expiatorio. Son los propios anhelos de los seres vivos los que les impulsan hacia adelante en su desarrollo, es decir, a través de los muchos y diferentes climas de pensamiento de la experiencia hacia nuevos anhelos y nuevas experiencias.
8. El hombre debe aprender a armonizar sus anhelos y deseos con las leyes eternas del universo.
Detrás de todos estos anhelos y de su cumplimiento existe el Yo eterno del ser vivo con su deseo primordial de crear y experimentar en variaciones siempre nuevas en el ciclo eterno de la materia. Fue una expresión de clarividencia cósmica cuando Cristo dijo a la humanidad: «Vosotros sois dioses», pues el hombre contiene en sí posibilidades divinas cuando aprende a poner sus anhelos y deseos en conformidad con las leyes eternas del universo, es decir, con el amor por todo y por todos, eternamente alimentado por la Deidad con la que somos uno en virtud de nuestro Yo, de nuestra capacidad creadora y de la materia en la que creamos. Sólo cuando el hombre, a través de sus anhelos y del despliegue creativo que brota de ellos, deje de crear la guerra y el infierno a su alrededor e irradie la paz desde su interior a través de todo lo que dice, piensa y hace, podrá también experimentar con su consciencia diurna su unidad con el universo y la Deidad eterna. Los anhelos que surjan entonces en su conciencia cósmica lo convertirán en un técnico y artista divinos de un calibre que la imaginación terrenal apenas puede concebir. Y es cierto para todos los hombres de la Tierra que un día llegarán a albergar tales anhelos.
De una conferencia celebrada en Glahns Allé, el jueves 20 de noviembre de 1941. Adaptación por Mogens Møller. La adaptación ha sido aprobada por Martinus.
Título original: Længsel. Traducido del danés al castellano por Else Byskov y revisado y corregido por David Pinzón Cadena en abril del 2023. ID del artículo: M1485.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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