M1620
La facultad humana de trabajo
por Martinus
1. El movimiento es la característica más fundamental de la vida
Hace tiempo que es un hecho para todos los hombres con formación que todo a nuestro alrededor está en movimiento, todo está en transformación, todo está cambiando. El movimiento es, por consiguiente, la característica más fundamental de la vida, es simplemente su modo de manifestarse. En nuestro propio organismo podemos así constatar que cada miembro, cada órgano que se detiene o cuyo funcionamiento se interrumpe durante largo tiempo se convertirá inevitablemente en inservible, se marchitará para, finalmente, extinguirse totalmente. Pero esto no está sólo en vigor para las partes concretas de nuestro organismo, también está en vigor para el organismo como una totalidad. Si nuestro organismo no se mantiene en funcionamiento, que en este caso quiere decir: no trabaja, también enfermará y agonizará. Así, vemos que personas que a lo largo varias generaciones, debido a riqueza o linaje noble no tienen necesidad de hacer nada en absoluto, sino que se dejan servir en todo por otros, que viven completamente del fruto del trabajo de otros poco a poco degeneran. No son estas personas las que consiguen los récords mundiales en deporte u otras prestaciones físicas. Es un hecho desde hace mucho tiempo que una familia cuyas generaciones viven en la ociosidad cae, en un determinado momento, como víctima de esta ociosidad, las fuerzas abandonan a sus individuos que aparecen como degenerados, que no pueden compararse en nada con el hombre o la mujer joven de familia trabajadora.
2. El organismo físico tiene que hacer el ejercicio adecuado para conservar su salud
El objetivo de la vida es, por consiguiente, que todos los que tienen un organismo físico tienen que trabajar para mantenerlo libre de los peligrosos riesgos de la degeneración. El tipo de trabajo tiene aquí poca importancia. Hoy en día hay un sinnúmero de personas que están exclusivamente ocupadas con trabajo intelectual, o sea, personas cuyas funciones puramente físicas están muy reducidas, del mismo modo que hay a cientos de miles cuya existencia consiste en simples y monótonos movimientos tras máquinas, junto a cadenas de montaje o en oficinas. Lo que es general para todas estas personas es que una gran parte de su organismo no está expuesto a un uso normal, lo cual da precisamente lugar, de manera inevitable, a la degeneración corporal, que vemos por todas partes. Que una gimnasia y un deporte sano, llevados a cabo bajo formas normales, desempeñan un papel inmenso al servicio del estado general de salud es innegable, pero, lamentablemente, hoy en día mucho deporte, que podría tener un valor inestimable para la salud, debido a una desconsiderada especulación en competiciones desorbitadas ha sido llevado a una caricatura de sí mismo, lo cual confirmará rápidamente una lectura ordinaria de los extensos relatos de deportes de las revistas. Esta situación se regulará, sin embargo, a sí misma a medida que la cultura humana sustituya la codiciosa búsqueda actual de beneficio. Por propia naturaleza, el deporte es un medio para conservar una salud normal. En nuestro tiempo se ha convertido para muchos en un objetivo, una profesión, que sólo se practica pensando en el beneficio. Este estado es, en realidad, una profanación del deporte, una degeneración que lleva en sí misma el germen de su propia destrucción.
3. Los órganos de los sentidos del ser vivo se crean por medio de la influencia de la naturaleza
Es, por consiguiente, un hecho que mantenerse en actividad para poder mantener la salud tanto de alma como de cuerpo es una condición de vida para cada ser vivo. Y entonces también vemos cómo todo está en movimiento, desde las primeras incipientes formas de vida hasta el hombre civilizado. Vemos cómo incluso a la planta, que no puede moverse en la zona física, no se le permite permanecer quieta, sino que es trabajada por el viento y el clima. Cuando la hierba y los cereales ondean con el aire veraniego, lo que vemos no es nada casual o que no sirve para nada. De hecho, es la única manera por medio de la cual el ser-planta puede ser despertado «a la vida» experiencias sobre la existencia del mundo físico. El ser-planta recibe la influencia de la luz y, poco a poco, crea un órgano sensible a la luz, es decir: un «ojo» incipiente. Y del mismo modo que el encuentro con la luz proporciona la condición para el primer nacimiento incipiente del órgano del ojo, el encuentro con el sonido proporciona la condición para la creación de las primeras células-«oído», y así sucesivamente. Este proceso, que influye sobre la planta, es lo que hace que en su evolución ésta llegue un día a convertirse primero en planta carnívora y luego en el verdadero animal. Aquí la evolución continúa avanzando y culmina temporalmente con la aparición del hombre terreno. Sin embargo, la evolución no se detiene, y el hombre terreno no manifiesta de ninguna manera el apogeo de la vida o la intención con el ser vivo o «el algo» oculto, dirigente tras el movimiento. Al contrario, lo que revela un conocimiento más profundo de la estructura cósmica del hombre terreno es que los gérmenes de unos órganos de los sentidos totalmente nuevos estén tan avanzados, que para el investigador espiritual suficientemente evolucionado es absolutamente claro que una esfera totalmente nueva de vida cósmica está a punto de ser revelada en los continentes de la Tierra, una esfera de vida que satisface totalmente el profundo sueño, que millones de hombres alrededor de la Tierra albergan, de una vida con paz entre todos, espíritu y hermosura y que un día será un hecho evidente.
4. El hombre es creador, por consiguiente, la ociosidad es una plaga malsana para él
Lo que, no obstante, estimulará de manera especial esta evolución, es más, lo que es directamente una condición vital para dicha evolución, es, además, mantener sus órganos en actividad, trabajo o movimiento. Esto quiere, a su vez, decir que lo que estimula más que cualquier otra cosa la salud y la alegría de existir es la facultad del ser vivo de crear cosas útiles o lógicas, productos que incrementen directamente su deseo de vivir, su alegría por la vida. Por esto, la ociosidad se convertirá poco a poco en la mayor y más malsana plaga.
5. El problema del desempleo no puede resolverse políticamente, sino que es un resultado de un cambio de rumbo en la evolución humana terrena causada por la naturaleza
¿No dice, precisamente, la Biblia: «Comerás el pan con el sudor de tu frente», y que «el que no quiera trabajar tampoco tiene que comer»? Estas palabras serían verdaderas si la evolución no mostrase que hoy en el mundo hay un exceso de hombres, un grupo cada vez mayor de «desempleados», para quienes no hay ningún trabajo. Estamos frente a un problema, que en realidad carece aparentemente de solución. Este desempleo, tan inquietante para cientos de miles de hombres, parece que no puede reducirse, excepto en los terribles periodos de guerra, en los que se manda un sinfín de millones al frente, mientras todos los demás son distribuidos más o menos en la industria de las armas. Nos encontramos ante el hecho paradójico de que mientras casi hay demasiados pocos hombres cuando el mundo está en guerra, hay demasiados tan pronto como suenan las campanas de la paz. Con la paz viene el desempleo, y aunque los sindicatos, las cajas de paro y los denominados «trabajos forzosos» o «trabajos de ayuda» son, naturalmente, excelentes medidas de ayuda, sólo son, sin embargo, con respecto al problema en sí, un «poner remiendos» más o menos camuflado. El desempleo se ha convertido en un problema, que ningún partido político del mundo está en condiciones de solucionar. Es simplemente un resultado de un cambio de curso en la evolución o creación de cultura humana terrena, generado por las propias fuerzas de la naturaleza. Y mientras la política o las formas de gobierno de la humanidad terrena no estén en armonía con este cambio de rumbo tomado por la propia naturaleza, el desempleo va a aumentar más y más hasta convertirse finalmente en el factor por medio de cuyo poder la naturaleza derrumbará la actitud actual de la humanidad terrena hacia el derecho de propiedad y la ciudadanía del individuo.
6. Si los hombres van contra la evolución natural, harán, precisamente, las experiencias dolorosas, que estimulan la evolución
En primer término se ha oído decir a los hombres que las que tienen la culpa del desempleo son las máquinas, y que hay que eliminarlas. Pero hace tiempo que esta actitud ha sido abandonada como irrealizable, ya que va directamente contra la naturaleza. ¿De qué le sirve a la hormiga ir contra la cascada de agua? Se puede ir en contra del cielo azul o exigir que cambie la órbita del sol, de la misma manera que se puede empezar a ir contra las máquinas, que, precisamente, son un producto de las nuevas facultades, anteriormente nombradas, de los hombres. Luchar contra nuevas facultades, con cuya ayuda se está en condiciones de poner fuerzas muertas de la naturaleza a que trabajen para uno, sería igual de absurdo como sería absurdo que uno comenzase a destruir su vista y su oído, porque no se quería ver u oír el mal que tiene lugar en el mundo. Ningún ser puede ir en contra de su propia evolución sin hacer, precisamente, con ello las experiencias dolorosas que más que cualquier otra cosa estimulan esta evolución.
7. La evolución está al servicio de un fin superior
El objetivo cósmico de las máquinas es hacer que el trabajo pesado, material no necesite ser realizado por hombres. Inicialmente esto ha llevado, naturalmente, a que muchos hombres alrededor de toda la Tierra estén sin empleo. La situación es sencillamente que cuanto mejor puedan las máquinas realizar el trabajo necesario para la existencia humana, más hombres habrá que estarán de más. Si a esto le añadimos el hecho de que la facultad de reproducción humana da lugar en nuestra época a la encarnación de innumerables millones de hombres, desde un determinado punto de vista la perspectiva es muy desagradable. El desempleo o la cantidad de hombres que estarán de más crecerán inevitablemente en algún momento de modo gigantesco. La situación será tal que sólo un grupo cada vez menor tendrá acceso a un trabajo real, es decir, el grupo que en parte posee las máquinas y en parte tiene necesariamente que manejarlas. Sólo estos hombres llegarían a ser los verdaderos potentados de la sociedad, si la evolución no estuviera al servicio de un fin superior.
8. El interés público tiene que preceder al interés privado, y la evolución de la sociedad ya va en esa dirección
¿Qué es, entonces, lo que es erróneo en la administración mundial de nuestro tiempo? En la administración por la humanidad terrena de los bienes existentes, lo que es erróneo es que esta administración no protege estos bienes a favor del interés público, sino, al contrario, a favor del interés privado. Por interés privado hay que entender aquí un interés de naturaleza puramente egoísta, es decir, de naturaleza animal. Esta naturaleza animal o este principio animal es divino y directamente condicionante de vida en el reino verdaderamente animal, pero mortal para cada cultura en la que la guerra, los conflictos y la intolerancia tienen que ser algo imposible. El egoísmo manifiesta, de este modo, una fuerza que ha sido, y todavía seguirá siendo durante un tiempo, absolutamente necesaria para la evolución de la humanidad terrena hacia una paz permanente. Su naturaleza es una demostración viva de cómo no tiene que ser en absoluto una cultura en la que tiene que haber paz,. Por consiguiente, también vemos cómo la evolución de la sociedad, en forma de impuestos sobre las herencias, leyes impositivas progresivas, etc. hace imposible cada vez en mayor grado adjudicarse bienes privados. El estado, es decir, la colectividad, exige una parte cada vez mayor de estas transferencias y donaciones, es más, incluso también de las ganancias o el capital adquirido por medio del propio trabajo. Que esto es desagradable para quien es afectado es, naturalmente, obvio, y todavía más en un mundo en el que la mayoría todavía ve en el dinero y la propiedad la única protección contra todo y todos. Pero si la evolución no fuese en esta dirección, la humanidad todavía sería llevada más al fondo del infierno y del desempleo de lo que ya está.
9. La evolución lleva a la creación de un estado mundial internacional
He mencionado estos graves problemas para ustedes para mostrar, en pocas palabras, el fundamento de ese mundo que será el resultado de los sufrimientos que la humanidad ha vivido en este siglo. Nos acercamos a gran velocidad a la época en que las máquinas y un número verdaderamente muy pequeño de hombres podrán producir las cosas materiales necesarias para la sociedad mundial.
Mientras esta producción estaba, sobre todo en el pasado, bajo el control del interés privado, y sigue estándolo en nuestra época actual, la evolución llevará inevitablemente a que el público en general, es decir, la mayoría en un determinado momento no sólo participe en las decisiones relacionadas con la administración de los bienes mundiales, sin que sea quien directamente decida. La evolución llevará inevitablemente a la creación de un estado mundial internacional, en el que un gobierno establecido por la mayoría velará por que ningún hombre pueda vivir a costa de otros y por que a ningún hombre le falte el trabajo necesario para una vida verdaderamente feliz. Como la sociedad mundial entonces será propietaria de todos los bienes, el concepto «dinero» ya no existirá. Lo único que tendrá valor en esta sociedad será la facultad creadora humana. En virtud de esto, se velará de tal modo sobre la vida de cada persona, que sus facultades estarán sometidas a la mejor evolución que uno puede imaginarse.
10. Todos los hombres terrenos serán genios en todas las formas de arte, también en el arte de vivir. «El reino de los cielos» se convierte en realidad
¿De qué se ocupará, entonces, toda esta gente? Como hará tiempo que máquinas y fábricas totalmente automatizadas se habrán hecho cargo de todo el trabajo pesado, el hombre sólo tendrá una cosa de que ocuparse: la evolución de su espíritu, que en este caso quiere decir: el desarrollo de todas sus facultades de escribir, dibujar, pintar, cantar, tocar un instrumento o de expresar de otra manera todo lo que vive en su alma. Mientras la vida desde la jungla hasta nuestro tiempo ha sido, principalmente, una vida en lucha contra todo y todos, los hombres del futuro se concentrarán exclusivamente en ser genios en el arte de vivir, en el arte de pensar. La humanidad comienza poco a poco a comprender que, en realidad, todos somos ciudadanos de un mundo inmensamente rico, y que la causa de nuestra actual miseria sólo se puede encontrar en nuestra propia mente. Cuando la propia vida ponga fin a nuestras imperfecciones mentales, nos encontraremos en un mundo, donde todos sirven a todos, y donde el más grande es aquel que, por medio de sus facultades, es capaz de sembrar todo el amor, toda la belleza posible y, con ello, todas las bendiciones posibles a su alrededor. En este mundo, en el que el espíritu ha vencido totalmente la materia, sólo hay alegría y armonía. «El reino de los cielos» se ha hecho aquí realidad, y el profundo, claro mensaje del evangelio de Navidad de «trato agradable entre los hombres» se ha cumplido aquí. Dios camina de nuevo con «Adán» y «Eva» en «el Paraíso Terrenal».
De una conferencia en el Instituto Martinus el domingo 30 de enero de 1949. El manuscrito de la conferencia ha sido revisado por Erik Gerner Larsson. La transcripción ha sido aprobada por Martinus. Publicado por primera vez en la edición danesa de Carta de Contacto n.º 2, 1957. Título original: Den menneskelige arbejdsevne. Traducción Martha Font. ID de artículo: M1620.
© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk
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