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M1696
Enfermedades mentales 2 – Enfermedades de la piel espiritual
por Martinus

1. La experimentación de la vida
De la misma manera que los hombres tienen un organismo físico, en virtud del cual pueden vivir o existir en la zona física, también tienen un organismo psíquico, en virtud del cual pueden hacer experiencias en la zona física. No es suficiente con que uno pueda existir. Esta existencia no significaría nada si no estuviéramos en condiciones de experimentarla. Pero para experimentar se necesita movimiento que, a su vez, es lo mismo que transformación. Transformación es, a su vez, lo mismo que creación. Creación es poder crear detalles. Estos detalles ponen, a su vez, de relieve la existencia eterna en la que vivimos. Este poner de relieve nuestra existencia eterna es lo mismo que llamamos experimentación de la vida. Pero la experimentación de la vida es un fenómeno tan maravilloso, que puede ser perfecta e imperfecta. Si esta experimentación de la vida no pudiera ser tanto perfecta como imperfecta, al ser vivo le sería imposible poder llegar a convertirse en un ser libre, que es señor sobre la creación perfecta, y, con ello, llegar a experimentar la más alta y más perfecta forma de experimentación de la vida.
2. El objetivo de la vida es la creación de lo absolutamente agradable
Esta creación de la experimentación de la vida tiene, por consiguiente, lugar a través de nuestro organismo físico y nuestro organismo mental o psíquico. En la estructura conjunta del organismo, los órganos mentales tienen unos órganos en el organismo físico en los que se reflejan. Se puede decir que los sentidos físicos son puestos en marcha por los órganos que se encuentran en puestos avanzados para la experimentación mental o psíquica, de la misma manera que los órganos espirituales son, a su vez, órganos de puestos avanzados para generar creación en la zona material. Por medio de estos órganos, el ser adquiere la facultad de conocer lo agradable y lo desagradable y, con ello, de convertirse él mismo en señor sobre lo agradable y lo desagradable. Así, finalmente se encontrará en la situación de un ser que, debido a estas experiencias y en virtud de su voluntad, está en condiciones de crear lo absolutamente agradable que, a su vez, es el objetivo absoluto de la vida con el hombre inacabado. Todos conocemos, más o menos, esta educación y evolución, de la que el ser es objeto por parte de Dios, para convertirse en este señor absoluto de la vida.
3. La causa de la enfermedad
La gran cantidad de sufrimientos que se presentan en la vida cotidiana nos dicen que los hombres todavía no se han convertido en señores en la creación de lo agradable. Su vida cotidiana ha fracasado en muchos campos. Todos los miles de personas que están en los hospitales, con organismos físicos enfermos y en mal estado, nos muestran que hay ámbitos de su manera de ser física y psíquica donde no han sido capaces de crear el bienestar total o el estado de satisfacción normal, que la experimentación de la vida es en sí, y debe ser, donde es originado por los seres que se han convertido en sus señores. Han enfermado porque se encontraron en situaciones que no comprendieron, y porque no sabían que estas situaciones podían convertirse en la causa de los sufrimientos a los que ahora están sujetos.
No hay que creer que porque hoy se tenga buena salud, esto significa que se es mucho mejor que estas personas enfermas. No necesita ser así. La causa puede muy bien ser que aún no se ha estado expuesto a las situaciones concretas que han causado la enfermedad en los enfermos. Y cuando, eventualmente, un día la enfermedad le llegue a uno, probablemente se mostrará si uno está entonces en condiciones de actuar en la situación peligrosa en cuestión de manera distinta a la manera en que actuaron las personas que hoy están impedidas a causa de la enfermedad. También puede, naturalmente, haber casos en los que, precisamente, en esta situación uno se ha convertido en señor de la vida, pudiendo haber, sin embargo, cientos de otras situaciones peligrosas, donde uno está a merced de las circunstancias y en las que actúa a ciegas o como en medio de niebla.
4. Las enfermedades mentales tienen lugar de la misma manera que las enfermedades físicas
La época en la que el hombre terreno vive hoy es, precisamente, una época en la que recibe enseñanza y hace experiencias en el campo de las enfermedades. El organismo físico y el organismo psíquico, que actúa a través de él, son el instrumento en virtud del cual uno estará en condiciones de experimentar y capacitarse para convertirse en el hombre totalmente perfecto. Por esto, nuestra experimentación de la vida dependerá, por así decir, de la salud y bienestar de este organismo. Ya sabemos que tiene que tener alimento. Tiene que tener comida y bebida. Tiene que tener aire fresco y hay que mantenerlo limpio. Tiene que tener entrenamiento. Lo que no se entrena o no se usa de este organismo se marchita y degenera, tanto esté en la parte psíquica como en la física. Si el organismo no recibe alimento, muere, y si recibe alimento equivocado, también puede morir. En realidad, esto sólo se aplica a la parte física del organismo. Pero la parte psíquica del organismo está, de hecho, sujeta a las mismas leyes y principios. También tiene que tener «comida y bebida», atención y cuidado, limpieza y entreno. En los campos en los que el hombre descuida esta parte o no la usa, también mueren facultades y disposiciones. En la parte psíquica del organismo también se puede sufrir hambre o falta de alimento. Aquí también se puede enfermar debido a la ingestión de alimento equivocado. Y aquí los hombres todavía están, en realidad, mucho más atrás o mucho menos evolucionados que con respecto a la alimentación e higiene puramente físicas. Por esto, todavía existen más enfermedades mentales que físicas.
5. Cuando el ser se somete a los hábitos e inclinaciones de la mayoría
Este estado de enfermedad psíquica puede tener tal envergadura en un ser que, por así decirlo, está mentalmente muerto. No puede razonar ni pensar lógicamente y, por lo tanto, no puede adquirir conocimiento, sino que, de esta manera, aparece en la zona física como un ser débil mental. Esta enfermedad o muerte es, en realidad, un suicidio espiritual llevado gradualmente a cabo a lo largo de varias vidas. Este suicidio representa el efecto de muchas enfermedades mentales juntas que, poco a poco, han minado el estado anímico del individuo. Pero a continuación sólo nos ocuparemos de algunas de las deficiencias concretas que, en relación con otras deficiencias, pueden conducir al individuo a este horror.
Esto comienza, aparentemente, de forma muy inocente. La enfermedad o las imperfecciones, que son el comienzo de la debilitación espiritual, son un estado habitual, incluso, a veces, pueden directamente ser una moda de la mayor parte de la sociedad humana. Actualmente sucede que la mayoría de los hombres están sujetos a las mismas debilidades mentales. Comen el mismo alimento mental que produce enfermedad, tienen los mismos hábitos e inclinaciones que producen enfermedad. Por esto, sucede frecuentemente que la persona que verdaderamente vive de la manera perfectamente normal y, así, difiere de la mayoría es considerada por esta mayoría como un tipo raro, como un ser anormal. Y en muchos casos, es el temor a la opinión de esta mayoría lo que les impide a los individuos con menos fuerza de voluntad a actuar correctamente. No desean exponerse a ser considerados tipos raros. Pero esta actitud mental es, en sí misma, una debilidad espiritual. Pero una debilidad es una enfermedad. Para quien tiene conciencia de que actúa equivocadamente, pero sólo por temor al juicio de la mayoría actúa, no obstante, equivocadamente, esta debilidad es más peligrosa que para aquel que todavía no sospecha que actúa equivocadamente, sino que, precisamente, cree que actúa correctamente, porque todo el grupo actúa así.
6. Un eccema espiritual o una enfermedad de la piel espiritual
Cuando un ser tiene conciencia de que actúa equivocadamente, esto hace que el ser entre en desarmonía consigo mismo. Esta desarmonía remorderá de vez en cuando la conciencia del ser. Es una especie de picor psíquico. Es una enfermedad de la piel espiritual. Es una especie de eccema espiritual. El ser puede ahogar la voz de la conciencia en este campo, de manera que no siga siendo molestado por ella y por la enfermedad. Pero esta enfermedad no ha desaparecido, se ha vuelto crónica.
La misma debilidad también puede dejarse sentir en otros campos. Hay personas que son tan tímidas que no se atreven a decir lo que piensan, incluso en situaciones en que están en su pleno derecho de hablar. Prefieren sufrir que arriesgarse a exponerse a las molestias a que su queja podría, eventualmente, dar lugar. Aquí la debilidad se vuelve complejo de inferioridad. Su propia debilidad irrita al ser. El eccema se ha convertido en una enfermedad más grave de la piel en el campo espiritual. ¿Por qué se compara a una enfermedad de la piel? Porque es una enfermedad externa. Tiene lugar en la capa de conciencia que está en contacto directo con el mundo exterior o la atmósfera espiritual del entorno físico exterior. Al igual que, en el cuerpo físico, la piel es la capa externa que está en contacto directo con el entorno, el ser también tiene una capa mental externa que es influida directamente por el contacto con otros seres, con las costumbres, la moda, la manera de ver de la mayoría, la opinión pública, etc. Estas capas externas pueden ser de una naturaleza que concuerde con la atmósfera mental de este entorno exterior. Pero un ser puede también tener una naturaleza espiritual tan sensible que la capa mental de este entorno puede tener un efecto demasiado fuerte en el ser. Entonces es atacado en las capas que, precisamente, están en contacto directo con la atmósfera mental del mundo exterior.
7. Curación de la enfermedad de la piel espiritual
¿Cómo cura el ser la enfermedad de su piel espiritual? Naturalmente, protegiéndose contra esta atmósfera o haciéndose inmune a ella. Adquiriendo la seguridad absoluta de que la propia manera de ser es absolutamente correcta, habituándose completamente a ser totalmente indiferente con respecto a lo que la mayoría pueda opinar. Aquí se trata de:
¡Lucha por todo lo que amas,
muere, si es de esto de lo que se trata!
La vida no es tan difícil,
Tampoco la muerte.1
La medicina es adquirir conocimientos que muestren que la obligación de uno es vivir en contacto con su conocimiento y conciencia interior, superior y comprender que, por medio de su manera de ser, puede contribuir con Dios en la tarea de conducir a los hombres hacia una naturaleza más elevada y más perfecta. No atreverse a que otras personas vean el verdadero y real amor de uno hacia una mayor perfección que la que la que la mayoría representa es, por consiguiente, una debilidad mental que conduce a un complejo de inferioridad. Este vivir permanentemente con un complejo de inferioridad da, a su vez, un debilitamiento permanente de la fuerza vital. Si una persona así es objeto de aflicciones o molestias por parte de sus semejantes, no tiene suficiente resistencia contra ellas. De modo que es contaminado con una nueva y muy peligrosa enfermedad mental, a saber, depresión y colapso nervioso. Se siente desamparada en un martirio. Le parece que el mundo es totalmente injusto. Opina que es cruelmente perseguida por seres y cosas. Y, en el peor de los casos, recurre al suicidio. Cree que el suicidio es la única salvación. Un pequeño obstáculo puede, de esta manera, derribarlo todo.
8. La oración es un suero contra todas las enfermedades mentales
Ser modesto es muy bueno, es una excelente virtud y crea simpatía alrededor de quien la practica. Pero esta modestia no debe ser de tal manera que, para no ofender al entorno o para no ser criticado, uno acepte de buen grado hacer algo que, de hecho, va en contra de su propia naturaleza, algo que manifiestamente difiere de lo que es normal. Para complacer a la mayoría, no hay que consentir en beber e ir de juerga con los consiguientes desmanes, cuando, de hecho, va totalmente en contra de la naturaleza de uno, y se puede ver claramente que es inmoral. Consentir esto no favorece a la mayoría y es en sumo grado perjudicial para la conciencia y el bienestar mental de uno.
Aquí también es necesaria la ayuda y fuerza psíquica que se llama oración. No hay ninguna situación en la que se pueda recibir mayor ayuda psíquica que, precisamente, en las situaciones en las que se quiere luchar contra las tendencias erróneas en su manera de ser. Con respecto al tratamiento perfecto de las enfermedades mentales, la oración es el suero más potente. Aquí lo que está en vigor es: «Buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá». Todo lo que pedimos en nombre de Jesús, es decir, en la manera de ser de Jesús se le dará al ser.
Nota:
1. Cita de Altid frejdig når du går (Siempre confiado cuando caminas) 1867, Chr. Richardt, poeta danés (1831-1892).
El artículo es un manuscrito no terminado para la conferencia n.º 17 de la serie « La imagen del universo y losa problemas de la vida» que Martinus escribió como preparación de una conferencia en la sala de conferencias del Instituto el domingo 24 de enero de 1954. Generalmente, Martinus no seguía su manuscrito durante la conferencia, en la que hablaba libremente e inspirado. Pequeñas correcciones y títulos de los apartados de Ole Therkelsen. Aprobado por el consejo el 07.02.2011. Publicado por primera vez en el n.º 5, 2011de la revista Kosmos, edición danesa. Título original danés: Mentale sygdomme 2 – Åndelige hudsygdomme, traducido del danés al español por Martha Font (2016) con la colaboración del equipo de lengua castellana. Número ID de artículo M1695

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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