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¿Cómo puede uno contrarrestar su destino oscuro?
por Martinus
1. Todos los seres humanos intentan crearse un destino feliz
Todos los seres vivos tienen un destino. Este destino puede aparecer en una de dos formas, ya sea como una sensación de felicidad o como una sensación de infelicidad. Con mucho, la mayoría de los seres humanos se encuentran en un estado en el que no se sienten particularmente seguros con respecto a su destino, y el resultado es que ponen una tremenda cantidad de energía en combatir esta inseguridad. La mayoría de los esfuerzos o actividades diarias de los seres humanos tienen como objetivo exclusivo crearse un destino feliz o una experiencia satisfactoria de vida. Con este objetivo, los padres envían a sus hijos a escuelas y universidades, o hacen que aprendan un oficio. Y con este objetivo la mayoría de las personas se apresuran a ganar dinero o acumular riquezas. La opinión comúnmente aceptada es que, si uno es rico y tiene dinero, está protegido contra la desgracia. Otras personas tratan de protegerse contra un destino oscuro e infeliz al estar conectadas con lo que llamamos religión. Podemos ver cómo estas personas entregan sus vidas a las ceremonias religiosas, los sacramentos, etc., para así crear una barrera contra el sufrimiento o el destino oscuro al que temen.
2. Los seres humanos de hoy viven en la época del día del juicio
Pero, ¿cómo se ve el destino del ser humano promedio? ¿No está acaso lleno de dolor y ansiedad? ¿No está la sociedad humana terrestre llena de sufrimiento de todo tipo imaginable? ¿No florecen la enfermedad, las dificultades y la miseria, la guerra, el odio y la hostilidad dondequiera que miremos? No es el caso de que hoy vivimos el Armagedón, el «día del juicio», que a lo largo de los siglos ha sido temido y que debería expresar la culminación misma del sufrimiento o del destino oscuro, tanto para las naciones como para los individuos. No es de extrañar que para todos los seres humanos pensantes la gran pregunta se haya convertido en la cuestión de cómo se puede combatir toda esta infelicidad y contribuir con la vida a la creación de la paz y la armonía en el mundo.
3. Los seres humanos utilizan el poder que han adquirido sobre la materia física al servicio del egoísmo
Si uno mira hacia atrás en la historia de la humanidad, puede ver que los individuos –desde el momento en que vivieron como animales en el bosque hasta el día de hoy, cuando aparecen como seres humanos que pueden usar sus avances técnicos y su enorme conocimiento de la materia puramente física para gobernar los elementos– han hecho uso del poder brutal y la superioridad, la crueldad y el egoísmo crudo, para ellos mismos salir adelante y así asegurar su vida, su salud y la supuesta felicidad.
La propaganda de guerra y los gritos de batalla a lo largo de los siglos han llevado continuamente a la guerra, la opresión y la mutilación, incluso a la aniquilación total de aquellos que se han interpuesto en su camino hacia el deseo y la felicidad. Esa parte de la vida del ser humano terrestre que estaba infectada con la guerra llegó a ser tan grande que simplemente se convirtió en una religión, sin importar el hecho de que ya se había llegado a niveles evolutivos donde uno bautizaba a sus propios hijos «en el nombre del Padre y del hijo y el espíritu santo» para hacerlos discípulos del que dijo: «Pon tu espada en su lugar, porque todos los que tomen la espada, a espada perecerán». De hecho, ¿no es cierto que precisamente aquellas naciones y razas que se inician en la paz y el amor se hayan convertido en las mayores expertas en el arte de matar? ¿Cuáles países del mundo están mejor equipados con capacidad asesina e inclinaciones para destruir totalmente sino precisamente los países cristianos?
4. El clero en los países cristianos predica el amor al prójimo, pero al mismo tiempo estos países tienen el servicio militar obligatorio
Debido al estado en el que se encuentran, estos países se han convertido sin embargo en un tipo especial de fenómeno mental. Tienen una Iglesia muy desarrollada con buenas escuelas y un clero que proclama desde cientos de miles de púlpitos a su congregación de millones de personas que debes amar a tu prójimo como a ti mismo, que debes amar al que te odia y te persigue, que debes poner la mejilla derecha cuando te han golpeado en la izquierda y así sucesivamente, al mismo tiempo que tienen grandes escuelas o academias militares donde los jóvenes son entrenados para ser especialistas en las técnicas de matanza más refinadas. ¿Qué países tienen un ejército, una flota y una fuerza aérea más grandes que los llamados «países cristianos»? ¿Y puede alguien negar que los jóvenes de estos países, que, a través del bautismo, la confirmación y la comunión han sido preparados para ser discípulos del cristianismo, sean luego obligados por los tribunales a hacer el servicio militar y a dejarse entrenar en una forma de comportamiento que en todos los aspectos constituye el opuesto diametral del cristianismo? No, todo el mundo lo sabe y con mucho, la mayoría cree que no puede ser de otra manera.
5. La mentalidad de Cristo debe nacer en el ejercicio de la voluntad y la concentración de pensamiento de cada ser humano
Pero un mundo que está construido sobre una forma de lógica tan especial que este estado revela debe necesariamente obtener un destino tal como el que la vida hoy nos da la oportunidad de presenciar. Y no fue precisamente esto lo que el Redentor del mundo anunció a sus discípulos cuando lloró por la destrucción de Jerusalén, porque no había aprovechado la oportunidad de actuar a tiempo. ¿Y no fue el mismo conocimiento interno lo que le hizo ver el «día del juicio» que vendría sobre la humanidad terrestre? Para él era evidente que el «reino de los cielos» no podía ser una especie de reino externo antes de que se completara internamente en cada ser humano terrestre. El «reino de los cielos» sólo puede convertirse en un reino externo una vez que cada ciudadano de ese reino lleve amor al prójimo y altruismo en su corazón. Esa es la razón por la que Jesús vio que el «reino de los cielos» no podía convertirse en una verdadera realidad en el mundo exterior mediante la formación de religiones o comunidades eclesiales, mediante el bautismo o los sacramentos únicamente, sino que debía ser coronado y confirmado por «su venida en las nubes con gran poder y gloria», lo que significa con el nacimiento de su mentalidad en el ejercicio de la voluntad y la concentración del pensamiento de cada ser humano. Y como es, así, este nacimiento de la mentalidad de Cristo en el mundo mental de cada individuo lo único que constituye el «reino de los cielos», es decir, la mayor felicidad en la vida que existe, los seres humanos terrestres tienen, en esta «venida de Cristo» que tiene lugar en su propia mentalidad, el único medio absolutamente eficaz de contrarrestar su desgracia y sufrimiento o su falta de armonía con la vida.
6. Todos los seres humanos terrestres deben prepararse para la «venida de Cristo» en su propia mentalidad
Por lo tanto, todo ser humano terrestre ya sea budista, musulmán o cristiano, debe hacer el esfuerzo de prepararse para esta «venida de Cristo» en su propia mentalidad o mundo de pensamiento. Al hacerlo, estarán apoyando y consolidando, no solo su propia felicidad en la vida o el destino luminoso, sino que también se convertirán en el tipo de ciudadano del cual un país debe consistir si el reino de los cielos va a ser una realidad exterior concreta.
7. Cuando se elimina la ignorancia, el llamado «mal» deja de existir
Entonces, ¿cómo nos preparamos para esta «venida de Cristo» en nuestro propio mundo interior, en nuestra propia mentalidad o pensamiento? Primero que nada, aportando la experiencia del conocimiento de las leyes de la vida, de la que depende toda experiencia del destino, dentro del alcance del funcionamiento de nuestro cerebro, de modo que podamos, con nuestra inteligencia o nuestra despierta y clara razón y juicio lógico, llegar al punto en que entendamos la causa de la mentalidad y forma de ser de nuestro prójimo, y así aprendemos a ver la necedad en toda forma de odio, venganza o persecución de este prójimo. Todo destino infeliz tiene sus raíces y su causa en la ignorancia. Dondequiera que seamos ignorantes, pensamos mal, y si pensamos mal, también estamos ejerciendo nuestra voluntad mal. Dado que un mal ejercicio de la voluntad induce inevitablemente reacciones que causan miseria o dolor, no será posible sobre esta base crear el contacto entre uno mismo y el entorno que resulte en armonía y felicidad. Y donde no hay paz, armonía o felicidad entre uno mismo y el entorno, hay guerra. Y la guerra significa sufrimiento y muerte o todo lo contrario del «reino de los cielos» que queríamos crear. Y este opuesto es el infierno.
8. Los seres humanos deben aprender sobre las leyes y principios cósmicos y, por lo tanto, también deben aprender sobre sí mismos
Hay, por lo tanto, solo dos formas de vivir la vida, a saber, la forma incorrecta y la forma correcta. Dado que la forma incorrecta da como resultado la experiencia del «infierno» y la forma correcta da como resultado la experiencia del «reino de los cielos», no es difícil determinar por sí mismo si uno está en contacto con la correcta o incorrecta forma o comportamiento. El hecho de que el ser humano terrestre promedio, debido a su falta de conocimiento de las leyes espirituales y los principios de la existencia, practique en su mayoría la forma de ser incorrecta, se revela a través del destino más o menos infeliz que esté experimentando.
Para muchos de estos seres humanos, por lo tanto, puede ser de gran importancia saber que la causa de este estado de cosas se encuentra exclusivamente en ellos mismos. Sin el conocimiento de las leyes más profundas del destino, la mayoría de los seres humanos buscarán la causa de su infeliz destino fuera de sí mismos o en fenómenos sobre los que no tienen influencia. Tales seres humanos siempre creerán que son «los otros» los causantes de su dolorosa experiencia, y que ellos mismos están sufriendo injustamente y son perseguidos o son, de alguna otra forma, víctimas del odio y la malicia de su entorno. Esta actitud engendra amargura y autocompasión, y siempre acaba convirtiendo a su víctima en un mártir.
Es esta actitud ante la vida la que lleva al ser humano a un «círculo vicioso», ya que inevitablemente conduce de manera indefinida a nuevos conflictos. Por eso es de suma importancia que los seres humanos pasen por un proceso de aprendizaje cósmico en el que se conozcan a sí mismos y aprendan a comprender la conexión entre su forma de pensar y su experiencia de vida. Sin el conocimiento de esta conexión, uno cae fácilmente presa de una forma de pensar que conduce a la adoración a uno mismo y a una sensibilidad exagerada con respecto a uno mismo y, en consecuencia, a un estado psicológico que es por naturaleza el caldo de cultivo ideal para tendencias que son destructivas para la vida y la felicidad. Solo la persona que «vigila y ora», es decir, solo la persona que constantemente tiene sus pensamientos, deseos y anhelos bajo control y en su conjunto está enfocada en seguir al redentor del mundo en su vida y forma de ser, tiene la posibilidad de evitar convertirse en víctima de un pensamiento erróneo. Y solo un ser humano así podrá enfrentar cada oscura liberación del destino con esa paz mental y superioridad, esa profunda humildad, que se esconde detrás de las palabras inmortales del redentor del mundo: «Padre, hágase tu voluntad y no la mía».
El artículo está basado en una conferencia impartida en el Instituto Martinus el domingo 11 de mayo de 1947. Manuscrito editado por Erik Gerner Larsson, aprobado por Martinus. Traducido al castellano de la versión inglesa titulada: How Can One Counteract One’s Dark Fate? en septiembre del 2020 por David Pinzón Cadena. Traducido del danés al inglés por Andrew Brown en 2018. Título original en danés: Hvordan modarbejder man sin mørke skæbne? Identificación del artículo: M0750.
© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk
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