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Capítulo 7
La conciencia de Dios o universo es una revelación de amor
Al investigador inexperto no le es fácil encontrar lógica en la época de juicio final o de los destinos desdichados.
Pero porque no se le encuentre sentido a una cosa, esta cosa no necesita ser una maldición.
Puede muy bien tener sentido, sí, incluso su manifestación o creación puede tener un objetivo lleno de amor.
Para comprender el sentido o intención de los procesos creadores o manifestaciones de la naturaleza hay que aprender a distinguir entre las manifestaciones terminadas y las que aún no están terminadas.
Observando todos los procesos creadores de la naturaleza que están terminados y cumplen su finalidad, no veremos nunca que no sean directa o indirectamente una alegría y una bendición para seres vivos.
Pero en la naturaleza o creación de Dios hay un océano de manifestaciones que no están acabadas.
Es natural que estas manifestaciones, al igual que las manifestaciones de los hombres inacabados, no puedan cumplir su fin.
Las manifestaciones o procesos creadores de la naturaleza, que se extienden a lo largo de cientos o miles de años en el futuro antes de llegar a su resultado final, no pueden, naturalmente, ser hoy una bendición y una alegría para los seres vivos, tal como lo serán cuando hayan alcanzado su resultado final o estén acabadas.
Incluso pueden mostrarse hoy como una maldición.
Pero todos los procesos creadores, que la naturaleza alcanza a terminar en un espacio de tiempo en que podemos seguirlos hasta su resultado final, son sin ninguna excepción una bendición y una alegría para seres vivos de una u otra especie.
Como ya hemos dicho, aquí tenemos simplemente que pensar en nuestro propio organismo y los otros bienes de la naturaleza que crean las condiciones para que podamos vivir y existir con un bienestar sano.
De los procesos creadores, cuyo desarrollo total no podemos seguir con nuestros sentidos físicos, dado que se extienden a lo largo de un espacio de tiempo que va mucho más allá del espacio de tiempo en el que tiene lugar nuestra actual vida física, forman parte, por ejemplo, el perfeccionamiento de la humanidad terrena, su formación de moral y creación de cultura.
Es fácil ver que estos fenómenos no han llegado de ningún modo en todas las situaciones a su resultado final y no se han convertido en alegría y bendición para los seres vivos.
En tal caso no habría guerra, enfermedad, hambre, pobreza ni otras formas de miseria.
Todos amarían a todos.
Que todos hagan guerra contra todos se debe exclusivamente a que la psique, y el consiguiente modo de ser de los seres, todavía está muy lejos de ser perfecta o acabada.
En todas partes donde surge el sufrimiento hay algo que no está acabado por parte de la naturaleza o Divinidad.
Que los animales tengan que ser remitidos a matar para vivir, que los hombres hagan guerras, odien, asesinen, maten y mutilen es una expresión absoluta de que aquí el gran proceso creador de la naturaleza no está acabado.
Como todos los resultados finales de los procesos creadores de la naturaleza o de las manifestaciones de Dios, que estamos en condiciones de ver, son en todas las situaciones una alegría y una bendición, y como en estas situaciones no hay un solo caso en que suceda lo contrario, vemos aquí que la intención que tiene la Divinidad con toda su creación es transformarlo todo en una alegría y una bendición para seres vivos. Todo manifiesta la inalterabilidad de este análisis. Aquí se nos acentúa de una manera absoluta que un creador o una divinidad todopoderosa y omnisciente se encuentra tras toda creación, manifestación y experimentación de vida. Como esta divinidad está así tras toda manifestación y creación, y esta manifestación y creación es, de una manera tan inalterable, una alegría y una bendición para todos los seres vivos, la concepción milenaria de que el modo de ser de esta divinidad es amor es aquí una realidad. |
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