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Capítulo 24
La existencia modificada del ser tras la muerte
La existencia o experimentación de la vida del ser se modifica, naturalmente, cuando es liberado de su cuerpo físico tras la muerte. Así pues, ya no puede sobrevivir ni crear directamente en la zona de existencia física. Ha sido liberado de tener que manejar la densa materia física y el pesado organismo físico. Ahora sólo tiene que manifestar sus pensamientos en la materia espiritual, que es miles de veces más ligera que la física y se forma de una manera puramente automática según la voluntad del ser. Por esto, el paso del ser por el proceso físico de la muerte se convierte, en realidad, en el paso de un campo de trabajo muy grande y pesado a un campo de vivencias que en sí mismo, en relación con el físico, tiene que considerarse en gran medida como un campo de descanso. Aquí no necesita expresar sus pensamientos en palabras para así hacerse comprender por sus semejantes, dado que los pensamientos ya aparecen para ellos como detalles visibles en la materia espiritual alrededor del ser ya antes de que los exprese en palabras. Por consiguiente, en la zona de existencia espiritual no hay problemas lingüísticos, porque todos los seres, que están en el mismo estadio evolutivo, pueden comprender los pensamientos o las construcciones mentales de los otros. En esta zona la función del pensamiento se experimenta como un fenómeno exterior alrededor del ser y puede ser vista por todos los que pueden percibir en la longitud de onda del ser en cuestión. Así los seres no pueden ocultar su carácter. Su sinceridad o falsedad se pone aquí al descubierto ante sus semejantes. Por lo tanto, no todos los seres, que en la zona de existencia física tienen una posición, son honrados y respetados aquí como seres «altamente evolucionados», sobre todo porque pertenezcan a la denominada «clase alta» y hayan podido deslumbrar a sus semejantes con su riqueza y lujo y eminentes condecoraciones, lujosos palacios, criados y otras cosas verdaderamente grandes. Estos lujosos fenómenos físicos no cuentan en la zona espiritual, ya que tras ellos puede muy bien esconderse un proletario espiritual por lo que respecta al carácter. Y este posible lado del hombre de lujo se les muestra sin ninguna compasión a sus semejantes en la zona espiritual. Aquí no puede ser ocultado por el lujo, el oro y los oropeles físicos.
      Pero para comprender la existencia espiritual tras la muerte, tenemos que detenernos primero en la totalidad de la experimentación de la vida por el ser vivo. Su desencadenamiento se experimenta en último término como pensamiento. Este pensamiento es, a su vez, lo mismo que formación y creación de una imagen del objeto del pensamiento. Como ya hemos dicho, esta creación de una imagen tiene en primer término lugar en materia espiritual y se desencadena de una manera puramente automática por la estructura espiritual del individuo, del mismo modo que el ser, a su vez, por medio de los órganos de percepción espirituales de esta misma estructura experimenta la creación de imagen. Este proceso espiritual de pensamiento constituye la experimentación primaria de la vida del ser y tiene lugar de una manera puramente espiritual en las situaciones en que el ser ha sido liberado de su organismo físico y no tiene que estimular su construcción mental en materia física. Como esta experimentación espiritual de la vida sólo puede construirse con pensamientos estimuladores de felicidad y alegría, la existencia espiritual más allá de la muerte física se convierte así en paradisíaca para cada ser.


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