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Capítulo 39
El paraíso de los artistas
Vamos a dar algunos ejemplos de lo que significa que la materia se moldee automáticamente, sin ningún medio o instrumento exterior, según la concentración de pensamientos, el deseo y la voluntad del ser, tal como sucede en la zona de existencia espiritual. En virtud de este estado divino, un arquitecto puede edificar palacios de luz u otras construcciones en gran escala y en el mismo grado que lo desee. Aquí no está agobiado por el hecho de que su profesión y su talento artístico tenga que ser lo que le dé sustento. Aquí no existe nada que dé sustento. En la zona espiritual nadie tiene que ganar dinero ni trabajar para mantener la vida cotidiana. Aquí la vida es una existencia absolutamente ideal para todos, y los seres sólo manifiestan de manera absoluta lo que ellos mismos desean. Del entorno y de las manifestaciones de los otros seres sólo pueden experimentar cosas con las que pueden alegrarse y regocijarse. Se les impide poder entrar en la misma longitud de onda con todo lo que no tiene este efecto, debido a la transformación de los sentidos que sufrieron en la época de purgatorio. Por esto, aquí no puede surgir ninguna oscuridad en absoluto. Cuando un arquitecto quiere crear una construcción en la zona espiritual, para poder realizar su proyecto no tiene que tener la gran cantidad de empleados, artesanos y jornaleros que son necesarios en la zona física. Del mismo modo, tampoco tiene ningún tipo de dificultades con el material, ya que la sustancia espiritual, que en sí misma se encuentra no manifestada en todas partes, pero que con la fuerza del pensamiento se materializa y modela según los deseos y la voluntad de los seres vivos, también se hace valer aquí. El arquitecto tiene, así pues, en su poder procurarse material suficiente para sus proyectos, si en resumidas cuentas desea construirlos piedra sobre piedra y no se los imagina totalmente acabados al instante sin ninguna construcción precedente, cosa para la que también tiene poder. Aquí puede, por consiguiente, crear todos los proyectos que desea y que eventualmente debido a dificultades de diversas clases le ha sido imposible construir en la zona física.
      Por lo que respecta a otros artistas, ellos podrán así mismo, con la simple fuerza de su pensamiento, crear los más espléndidos paisajes, retratos, figuras de fantasía u obras de arte en muchas y diversas tendencias artísticas. Las obras de arte se diferencian aquí de las obras de arte de la zona física por el hecho de que aparecen como «vivas», según quien las ha creado haya estado en mayor o menor grado en condiciones de imaginárselas y haya podido animarlas con su propia vida. Aquí la representación artística de un paisaje en su forma más elevada y perfecta no aparecerá como un cuadro pintado en tela. Aparecerá, al contrario, en estado natural con sus extensiones de muchos kilómetros, con bosques, lagos, campos, cielo, mar y tierra, con pueblos, hombres y animales, etc., siempre de acuerdo con el talento, la concentración de deseos y pensamientos que el artista ha adquirido a través de su evolución en sus vidas terrenas físicas. Mientras en relación con esto, una obra de arte así sólo aparecería en la zona física como una imagen en pura miniatura, pintada en tela o en algo por el estilo, con detalles inmóviles, en la zona espiritual es, al contrario, un cumplimiento total del sueño del artista, siempre en relación con lo que haya evolucionado hacia el estadio de la genialidad. De este modo, puede dotar su obra artística con propia energía o fuerza vital. En el lago nadarían cisnes. Hermosas, blancas nubes de verano atravesarían el cielo. En el bosque resonarían los cantos de los pájaros y otros sonidos propios de aquí. La brisa de verano se notaría en las copas de los árboles, y las olas del mar se deslizarían suavemente contra una hermosa playa blanca, donde los hombres retozarían en las olas verdeazules. Y sobre todo esto el sol lanzaría su luz celestial, que todo lo vivifica y calienta. Toda la visión sería sostenida y mantenida por el movimiento de pensamientos, la concentración, el deseo y la voluntad del artista. Dicho artista también puede, naturalmente, imaginarse un tema totalmente distinto para su especial talento, facultad de pensar y crear en la zona espiritual. Y como en esta zona el pensamiento es lo mismo que directa creación en materia, esta obra de arte resonará como una nueva visión resplandeciente para sí mismo y sus admirados semejantes. Esta obra de arte puede ser la reproducción de una tormenta. Negras nubes atravesadas por rayos llameantes cubrirán el cielo. Truenos estrepitosos, acompañados de exclamaciones y gritos y otros ruidos, que forman parte de una situación así, se oyen a través de la tormenta. Con su concentración de pensamientos y su talento también puede crear los paisajes más hermosos y más deslumbrantes con el esplendor luminoso de la aurora y del atardecer, lo mismo que puede crear plateados paisajes de claro de luna y otras imágenes de la naturaleza con centelleantes imágenes vivas.
      Si la creación de este genial artista en la zona espiritual son figuras de hombres y animales, estas figuras aparecen igualmente, de una manera totalmente natural, como «vivas». Las figuras humanas pueden tanto hablar, cantar, reír como llorar, del mismo modo que las figuras de animales pueden correr, saltar y rugir, siempre según el talento, el deseo y la voluntad del artista.


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