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Índice de Dos clases de amor   

 

 
Capítulo 30
«La creación de Eva»
Para que la creación del hombre por Dios a su imagen pueda tener lugar de una manera satisfactoria es una condición imprescindible que el ser adquiera el conocimiento de «lo bueno» y «lo malo» y, con este conocimiento, se convierta en uno con Dios. «Adán» era, claro está, un ser que, en realidad, no conocía ni el bien ni el mal. Por consiguiente tenía que transformarse en un ser que pudiera crear bien y mal para, por medio de ello, adquirir el verdadero conocimiento sobre lo que era bueno y lo que era malo y, así, desarrollar la facultad de sólo hacer el bien. Es por esto que «el disfrute del árbol de la ciencia», que en la Biblia se denomina «la caída del primer hombre», tuvo que tener lugar. Pero antes de que el disfrute del árbol de la ciencia o «caída del primer hombre» pudiera tener lugar, tenía que crearse una posibilidad para que este disfrute pudiera tener lugar. Tenía que convertirse en una condición de vida para Adán. Tenía que crearse en Adán un apetito o deseo de este disfrute. Adán, que así pues quiere decir los seres vivos del comienzo del reino vegetal del ciclo de espiral, tenía que ser creado de nuevo. Esta transformación se expresa en la Biblia como «creación de Eva». Esta creación se expresa, así mismo, en la Biblia como que Dios tomó una costilla del Adán durmiente y formó de ella a «Eva». Esta narración de la Biblia sobre la creación de «Eva» es solamente simbólica. El Adán durmiente es, por lo tanto, los seres planta. Tienen que considerarse necesariamente como durmientes, dado que su única facultad de percepción en la zona física es la facultad de percibir vagamente. Pueden percibir vagamente placer y malestar, pero además su conciencia diurna está en la zona de la bienaventuranza, donde todavía viven en los recuerdos del ciclo de espiral anterior. Cuando se dice que Dios tomó una costilla de Adán y formó con ella a «Eva», esto sólo significa que «la creación de Eva» fue un proceso interno, una transformación automática, orgánica, interior de la psique de los seres-adán. Fueron transformados de la bipolaridad a la unipolaridad. Esto sucedió de modo que en algunos seres el polo femenino se estancó, con lo cual el polo masculino de este mismo ser se convirtió en el dominante, y a partir de este momento estos seres aparecieron como «seres de sexo masculino». En otros seres fue el polo masculino el que se estancó, con lo cual fue el polo femenino el que tomó la dirección, y en adelante estos seres aparecieron como «seres de sexo femenino». Y con ello los seres-adán dejaron de existir. Todos se habían transformado en seres unipolares, es decir, que ahora habían sido iniciados en el reino del principio mortífero o de la oscuridad. Con la transformación de sus polos estaban ahora predestinados a poder crear y experimentar la oscuridad, en virtud de la cual tendrían que surgir de nuevo en la luz eterna como «la imagen y semejanza de Dios».


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