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Capítulo 11
La fe no es cuestión de voluntad
Pero ¿qué sentido tiene desear aquello que se halla total mente fuera de los límites de la capacidad del ser? ¿De qué sirve su deseo frente a la órbita del Sol o el curso de la Tierra? El deseo, dirigido por la voluntad, existe solamente en relación con aquello que se halla dentro de nuestras capacidades. Con respecto a las cosas que se hallan fuera de ellas, cualquier forma de acto de voluntad debe malograrse. No sirve de nada que un anciano desee ser cincuenta años más joven, no rejuvenecerá un sólo año a causa de ello.
      «La fe» es una facultad que se tiene o no se tiene. Si no se tiene, no sirve de nada «querer» creer. Y si se tiene, se cree al margen de que se quiera o no. La fe no es un asunto de voluntad sino de una estructura especial que puede activar la facultad de creer. Tal como ya se ha citado, esta facultad está degenerada en el hombre moderno que ya no tiene esa estructura orgánica, que de un modo especial, pone al ser en condiciones de utilizar su instinto. El hecho de que esta capacidad esté más o menos degenerada se debe al gran crecimiento o desarrollo de una nueva estructura orgánica que el ser, paulatinamente, ha ido activando por medio de las experiencias y por medio de la lucha por la existencia. Esta nueva estructura orgánica, y la facultad de concienciación que se desprende de ella, es la inteligencia. El desarrollo de esta estructura y de esta facultad no le da al ser la capacidad de creer pero lo pone en condiciones de adquirir el conocimiento. Pero esta facultad, por el hecho de que al igual que todas las otras sólo puede estimularse por medio de la evolución, ofrece al ser, en sus comienzos, un conocimiento muy limitado. El conocimiento que el ser puede adquirir se refiere solamente a aquello que puede verificarse con pesas y medidas de tipo material. Con este solo tipo de conocimiento no puede adquirir la comprensión total de la solución última de los misterios de la vida. En definitiva, con esta sola estructura no puede alcanzar «conocimiento cósmico» en su conciencia diurna.


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