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Capítulo 19
Las palabras del propio Jesús sobre su «venida»
¿Qué dice al respecto el gran «rey» espiritual de occidente? ¿No dice precisamente?: «Entonces, si alguno os dice: Mirad, el Cristo está aquí o allí, no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho! Así que si os dicen: Está en el desierto, no salgáis. Está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago surge en oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde está el cadáver, allí se juntarán los buitres». Como aquí vemos, el redentor del mundo ha puesto las cosas claras con respecto a cualquiera que venga y se proclame a sí mismo como «cristo» o «mesías». No ha citado un solo caso en el que exista la posibilidad de que una proclamación de este tipo no sea falsa ni ha hablado de los motivos que podrían llevar a creer en ella. Sino que, muy al contrario, se desprende muy claramente de sus declaraciones que cualquiera sin excepción que dice sobre sí mismo ser «mesías» o «cristo» es un falsificador. ¿Y acaso no confirma de un modo irrefutable esta declaración cuando dice que Cristo no volverá a la Tierra del mismo modo que anteriormente, que no vendrá como un hombre que camina por el desierto o se aloja en diversos lugares, que no volverá a ser visible como un hombre de carne y hueso que es mutilado y crucificado ni tampoco como un hombre que pueda adornarse, desde un punto de vista material, con oro y púrpura, corona y cetro? No, el auténtico Cristo, es decir, ese ser en cuya «descendencia van a ser bendecidos todos los pueblos de la Tierra» ya no es un ser físico ni mortal. ¿Acaso podría un ser de carne y hueso «surgir – tal como el relámpago – en oriente y brillar hasta occidente»? ¿Y «la venida del Hijo de Dios» no debe precisamente tener lugar de este modo? ¿Acaso su mensaje divino sobre «los últimos» tiempos no dice también: «Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la Tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria»? El hecho de que el hombre simple crea que se trata de la persona de Cristo, bajo la forma de un ser vivo, la que aparecerá en el cielo después de que las nubes tormentosas, borrascosas y portadoras de mal tiempo se hayan dispersado, es porque lo que sugiere esta declaración no puede ser comprendido de otra manera por este ser. Sin embargo, uno no debe llamarse a engaño y creer que la declaración no tiene nada que decirle al investigador altamente intelectual o al hombre avanzado de la Tierra. Muy al contrario, esta declaración se dirige ante todo es a este ser. ¿Qué le dice, pues, la narración divina al ser altamente intelectual, a ese ser que «tiene oídos y oye» y que tiene «ojos y ve»? Le dice de un modo claro y explícito que «la venida de Cristo» no es la venida de «Jesús de Nazaret», que no se trata en absoluto de la venida de una persona ni de un ser vivo. El hombre altamente intelectual sabe que es imposible que una persona, se trate de «Jesús de Nazaret» o de un ser vivo cualquiera perteneciente al nivel sensitivo del hombre terreno, venga volando por el cielo y sea visible para todos los hombres de la Tierra. Del mismo modo que, de acuerdo con las leyes de la naturaleza, le es imposible a un «microbio» (lo que, en definitiva, es un hombre en relación con la población de toda la Tierra) hacerse oír en una reunión. Porque no nos vamos a imaginar que esta situación tan grave para la humanidad va a tener lugar con el apoyo de las ayudas técnicas modernas. «La venida de Cristo por el cielo» no va a tener lugar, con toda seguridad, en avión, del mismo modo que no es imaginable que «el juicio de los vivos y los muertos» sea retransmitido por los medios de comunicación. No, naturalmente «la venida de Cristo» no es un proceso físico tan común. ¿Qué es, pues, la venida de Cristo?


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