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Símbolo n.º 12
La vida y la muerte
Por qué el reemplazo del cuerpo físico del ser vivo no es sinónimo de "la muerte", sino una verdadera renovación de la vida  1533. A lo largo de los análisis de este tomo todavía hemos tenido que dedicarnos detalladamente a "la luz" y "la oscuridad" de la mentalidad para confirmar con ello, de una manera fundamental, el concepto moral más elevado o eterno de la vida o la actitud mental de la propia Divinidad hacia todo y todos. Y en nuestro estudio hemos avanzado tanto que nos hemos formado una idea de lo que se oculta en el concepto "moral". Hemos visto que "la moral" es una forma eternamente cambiante de la manifestación de vida igual de eterna de un ser vivo. Hemos visto que esta forma cambiante de manifestación de vida es estimulada por "los deseos" y "la satisfacción de los deseos". Sabemos que este principio, en su análisis básico, se apoya en dos grandes contrastes totalmente diametrales, "la vida" y "la muerte", cada uno de los cuales domina, a su vez, el ciclo de espiral con su terreno. En una mitad de un ciclo de espiral "la vida" lo domina todo, mientras "la muerte" domina totalmente la otra mitad del mismo ciclo. Por "muerte" se entiende aquí, naturalmente, no lo que en el habla común se denomina "muerte", es decir, el fenómeno que se manifiesta en el hecho de que el organismo físico se separa del espíritu y del yo y se convierte en un "cadáver". Un proceso así no tiene nada que ver con la verdadera muerte, ya que "la muerte" aquí sólo afecta al organismo, pero no a la mentalidad. El ser vivo es igual de inteligente o tiene "el mismo conocimiento" tras una "muerte" así que antes de ella. Y un proceso que no puede afectar el conocimiento de un individuo o reducirlo, no puede dejarlo "sin vida". Y una "muerte" que no puede dejar al individuo o al ser vivo "sin vida", no tiene, claro está, nada que ver con una verdadera "muerte". Los seres vivos no mueren, por consiguiente, por el hecho de reemplazar sus cuerpos u organismos. Los cuerpos sólo son los instrumentos por medio de los cuales el individuo adquiere conocimiento, que, a su vez, es lo mismo que adquirir "vida". Que el organismo o cuerpo se desgasta y es inservible y, por lo tanto, tiene necesariamente que ser reemplazado en beneficio de la construcción o creación de uno nuevo y útil, sólo puede ser un plus al cien por cien para "la vida" y no un inconveniente. Sólo puede ser "vida" y no "muerte" para el yo o ser en cuestión. Que el material, las experiencias, el conocimiento que el yo había adquirido por medio de su cuerpo u organismo tuvieran que perecer junto con este organismo es en sumo grado ilógico o totalmente sin objetivo. Dejando aparte al ser iniciado que ve cósmicamente, para el investigador evolucionado es fácil ver que el organismo o cuerpo sólo es un instrumento, un medio a través del cual puede alcanzarse algo valioso, y que esto tan precioso no desaparece, naturalmente, con el cuerpo. "La muerte", que el hombre terreno conoce porque habla de ella cotidianamente, y hacia la que por lo general tiene un verdadero terror, sólo es, así pues, en sí misma una "renovación de la vida" y, como ya hemos dicho, no tiene nada que ver con una verdadera muerte.


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