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111. CAPÍTULO

Las «obras de arte» del ser planta

El ser planta no está tan avanzado en la espiral como el hombre, y por lo tanto no puede, como él, producir realidades creadas en materias ajenas. Mientras que el hombre puede desencadenar su impulso creador en materias ajenas, el ser planta sólo tiene su propia «carne» y «sangre» para su uso como material para sus «obras de arte». El escultor puede crear en mármol y granito, el pintor con colores y lienzo y el artesano en los materiales utilizados en su campo especial. Dado que las obras de arte creadas por los hombres han sido producidas fuera de sus cuerpos propios en materias independientes, tienen la ventaja de que pueden ser «recogidas», es decir, separadas de su origen y movidas por otros seres sin causar la muerte y la mutilación para su origen, lo cual naturalmente es imposible para las «obras de arte» de la planta: las flores, ya que éstas forman parte del propio cuerpo de su origen, de su carne y sangre.
      Mientras que, para el verdadero artista, sea escultor, pintor o artesano, es un placer que sus semejantes admiren sus creaciones, hasta tal grado que las adquieran correctamente y se alegran de ellas, para la planta una admiración de la misma clase sería más o menos mutilante o mortífera si, en este caso, lo cual, por supuesto es bastante común, se parte «la obra de arte» de su origen, con lo que se disecciona su cuerpo carnal.


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