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94. CAPÍTULO

¿Qué sucede con los microorganismos en un cadáver?

Pero para aclarar aún más el destino de los microindividuos en un organismo cuyo macroindividuo se está muriendo de manera normal, volveremos a considerar el micromundo a través del mesocosmos, lo cual significa lo mismo que de nuevo vamos a enfocar nuestra conciencia de nosotros mismos como microindividuos.
      Cuando la tierra algún día muera de forma natural, lo cual quiere decir cuando su yo corte su conexión con su cuerpo físico (el globo terrestre físico), este proceso no creará ninguna confusión particular en su micromundo, donde el hombre tiene su morada. Como el tiempo de vida física de la tierra en relación a la del hombre es de tal magnitud que lo que es siglos para el hombre, en realidad sólo son «minutos» para el ser tierra, el proceso de morir para este ser, incluso en los casos más afortunados, donde en su propio panorama temporal sólo dura algunos «minutos», para sus microindividuos y por lo tanto para los hombres durará muchos siglos. Por lo tanto, dicho proceso de morir no podrá causar ningún tipo de muerte no natural entre los microorganismos afectados. Cada uno de ellos tendrá tiempo suficiente para vivir un final natural de su presente vida física. Y el efecto del estado moribundo de la tierra solo será visible en el hecho de que esos seres ya no pueden renacer en la tierra. Con la muerte se anulan las condiciones de vida de los microindividuos, que son de tal estado avanzado en su evolución que sólo pueden existir en un organismo «vivo» – y no en un cadáver. Según este estado, serán atraídos a otros mundos donde las condiciones particulares para su reencarnación o renacimiento están presentes. Pero en el cadáver de la tierra la vida se está hundiendo. Las condiciones de vida se vuelven cada vez más ásperas y duras y sólo abren la posibilidad de la reencarnación de seres vivos correspondientemente inferiores, primitivos y robustos. El nivel de conciencia desciende a formas animales bárbaras y primitivas. Pero al final, también las condiciones para los seres animales y toda la vida orgánica dejan de existir. En aquel entonces, solo quedarán las regiones minerales, la masa inconsciente en el plano físico, el «esqueleto» del mundo. El organismo de la tierra se habrá convertido en una luna. Como un monumento sepulcral brillante de su propia existencia pasada navegará a través del universo, siguiendo leyes eternas, anhelando su disolución, su liberación, su descanso también para estos, sus últimos restos de materia retenida, de masas de vida subconsciente. Y algún día, esta ruina de un mundo pasado, este último saludo físico de un panorama de tiempo pasado en la historia de la creación divina también habrá abandonado el plano físico. Pero en el oscuro cielo nocturno, nuevos soles, nuevos mundos, nuevas lunas brillarán en el ciclo eterno del resplandor de Dios o el firmamento eterno.


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