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97. CAPÍTULO

Las experiencias oscuras y el desarrollo de la ley del amor

Así hemos visto la destrucción antinatural y natural de un organismo físico. Mientras que el natural no produce ningún dolor y sufrimiento y, por lo tanto, se ajusta al cumplimiento del gran mandamiento del amor, la destrucción antinatural, por ejemplo, por fuego o «cremación», es, como hemos visto, una expresión de la culminación del infierno para los microindividuos orgánicos del cadáver en cuestión. Sin embargo, cualquier individuo que entregue su cadáver a una disolución por fuego asume la responsabilidad de dicho acto.
      Que en este momento no sienta ninguna molestia por este su comportamiento, incluso tal vez cree que es el mejor y el más atractivo fin a su existencia física, no lo libra de ninguna manera de sus efectos inevitables.
      Un individuo que todavía en algunos campos puede desencadenar la culminación del Infierno, es un individuo que en los mismos campos culmina en la violación de las leyes eternas para el mantenimiento de una vida normal. Esto significa nuevamente que el mismo individuo en los campos mencionados está igualmente inacabado o sin desarrollar. Pero en los campos donde el individuo está inacabado o sin desarrollar, está en un grado correspondiente sin protección contra sufrimientos, dado que este sufrimiento es el medio fundamental por el cual se realizan las experiencias más difíciles, donde la sabiduría divina se convierte en realidad, y nace el amor. A medida que los sufrimientos progresan, crece la capacidad de amar en los mismos campos, por lo cual el individuo precisamente en estos campos obtiene el talento para cumplir la ley de la existencia, llega a amar a su prójimo como a sí mismo, para después en un grado correspondiente ser poco susceptible o inmune de cualquier forma de sufrimiento en los campos en cuestión. Donde el individuo está completamente desarrollado, no viola la ley y sólo puede experimentar la felicidad perfecta, la existencia perfecta.


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