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Martinus responde

Sobre la fecundación artificial


Pregunta
¿Cómo puede tener lugar una fecundación artificial, es decir, una fecundación sin coito entre dos partes de sexo contrario?

Respuesta
Todo proceso normal de vida tiene lugar con una abundancia tal que su misión puede, hasta cierto grado, tener éxito aunque no estén presentes todas las condiciones externas. La condición principal para una fecundación es, claro está, la introducción del semen masculino en los órganos sexuales femeninos. Al vaciarse el organismo sexual masculino de este semen, aunque esto tenga lugar con una pareja femenina de manera artificial sin coito, puede desencadenarse tanta energía de bienaventuranza que puede atraer el aura de un ser desencarnado y crear una relación o contacto con ella, que puede durar un cierto periodo limitado o mientras el semen pueda mantenerse vivo de manera artificial. Introduciendo de manera artificial este semen en los órganos sexuales femeninos, este ser femenino puede, en ciertos casos, quedarse embarazado o ser fecundado. Los talentos del espíritu desencarnado para la creación de organismo pueden así, por medio de esta conexión surgida y junto con la fuerza orgánica creadora del útero desplegarse, y la creación del embrión comienza. Sin embargo, hay que advertir que esto es una excepción de lo normal, con lo cual surge un cierto inconveniente con esta creación de embrión, a saber, que las generaciones de esta descendencia se extinguirán, ya que poco a poco pierden la facultad de reproducción y, de este modo, se vuelven estériles. Eliminando el coito natural y la consiguiente culminación de la atmósfera de placer masculina y femenina se sabotea la propia fuente de la vida. No hay, por lo tanto que creer, que la fecundación artificial es una bendición o la solución del futuro.

La fecundación artificial puede justificarse hasta cierto punto en los hombres en el caso de que en un matrimonio se tengan muchos deseos de tener un hijo, pero no se pueda tener debido a que el hombre tiene algún defecto físico que le impide un coito normal. Entonces puede ser un bien que su semen se le pueda introducir de manera artificial a la esposa, que de este modo puede ser fecundada, creando así la posibilidad de tener el hijo deseado. Sólo en el caso en que la fecundación artificial remedia una invalidez física puede ser usada. En todas las otras situaciones es en sumo grado una transgresión de la ley de la vida.

Publicado por primera vez en la Carta de contacto 1950/15, página 39

© Martinus Institut 1981
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